ALFREDO HERRERA
Canción de amor
Si
pasas por
Copacabana
llévale
este poema
a
Rosa, y dile que el olvido
ha
hecho presa
de
mi memoria
y
que lo mejor
que
hay de ella en mi
es
su segundo nombre.
JUAN CARLOS DE LA FUENTE
UMETSU
*
hay
peces sujetando los colores del agua
*
el
sueño no cae
murmura
y
no le vayas a poner un rostro para saber que aquí
creció
la flor y hay ojos
por
todas partes
y
ninguna mirada
*
te
seguí:
hice
un agujero
en
la
lluvia
HÉCTOR ÑAUPARI
XIII
Miren
con todos los ojos de la piel esa otra piel. En su ilesa geografía habitan mis
poemas como latidos, como secretos que se esparcen en el crepúsculo.
Miren
con todos los ojos de la piel esa otra piel. Cómo huye del delirio inmóvil que
se transforma en aullido, en grito o en gemido sin alcanzarla.
Yo
he vencido con mis manos el enfático vapor de tus labios abiertos y sangrantes.
Con ellas he invadido el sol hasta las sedes sangrientas del plenilunio.
Miren
con todos los ojos de la piel esa otra piel. En sus sueños, ahora sé que la
eternidad no es propiedad de las pirámides.
Héctor
Ñaupari, En los sótanos del crepúsculo (Fondo Editorial UNMSM, 1999)
ISABEL MATTA BAZAN
SOLEDAD NUESTRA
¿Merecíamos
acaso el amor y las caricias de los insectos?
No.
Ni sus patas rozando la soledad de nuestros genitales.
Los
hombres partieron a la guerra dejando cuerpos femeninos
a
merced de las hormigas-soldado, de las cucarachas murciélago.
Sé
que nuestros hombres fornican atrás de los cerros
con
rameras de nalgas firmes y pezones botón.
Hay
una araña en mis cabellos y hace su nido.
RAFAEL HIDALGO
EL ORGANILLERO
Al
fondo, un organillero inclinado sobre la pesada caja de su tristeza,
detuvo
el ritmo apacible de su melodía
y
la soledad es la única música que ahora
desprende.
La
tarde sobre él es una afligida sombra que lo detiene
en
la pared blanca de su sueño.
Sus largas manos dejaron de sonar mansamente
apoyadas
en su caja de gris esperanza,
apenas
su rostro efímero bajo un sombrero
hace
sobria la melancolía y las lágrimas.
La
calle solitaria como única compañía,
El
organillero detuvo sus pasos
en
la blanca pared de tu cuarto
entonces,
solo tus ojos de implacable ternura
pudieron
en verdad detenerlo
y
su música invisible empezó
su más hermoso canto.
JOSE PANCORVO
VEN, DESCONOCIDA
1
sólo
en ti lo he sabido:
tu
perfección aumenta
con
la ocasión de verte
sólo
en ti veo el viento
que
se perdió del mundo
tu
rostro encuentra los ríos
tus
manos ya no están más
abriré
la neblina:
tu
perfección aumenta
con
la ocasión de verte
JOHNNY BARBIERI
XXXV
Virgen
de basalto
en
este día cargado de muerte
te
pido que guíes los pasos de Eleanor
te
pido que le bajes los frutos porque ella es pequeña
desquiciada
no tiene ojos
está
decrépita y se desangra.
XXXVI
Al
sur está Eleanor
tejiendo
sobre un tapiz el instante de su muerte
al
sur está el dorsal quebrado
al
sur está mi patria sin ruedas
al
sur está la vuelta a la luz
que
ilumina el mundo.
VIRGINIA BENAVIDES
Del vuelo o los viajes
Hay
un laberinto donde nadie quiere entrar y una lengua que quiere salir a hacer de
las suyas: zurzo palabras como carpas de campaña raídas por una guerra de
voces. La ajena lebrelea en la ciudad a despistar toda pena y a su paso se
confabulan las glorietas para mostrar piruetas de agua. Sideral, vuela por los
árboles como un rampante azulejo alando, cirqueando en el aire su canto de pico
agorero. Es la que se introduce en las tiendas a preguntar qué compro y siente
que nada necesita. Es la que en las avenidas se cose las alas cual urdiembre de
Icaro, afanando al sol que la mira de reojo. Punto al revés en los jirones se
cuela en los zaguanes a probar el zumo de los amantes y se arma de amor
disparando a los ciegos instantáneas de sueño. Los autos despistan a su paso y
los semáforos se sonrojan en azul. La ciudad se convierte en una enredadera musical
y un ojo en éxtasis para su avidez de infinito. Y canta en silencio su tristeza
de pozo sin fondo y pogea su desconcierto pero continúa lateando rumbo a
ninguna parte. Hay un bar de peces muertos, hay un aroma a sal vedada y a
lamento de condenado. Pero ella pasa soplando su humo colorido y todos
despiertan asustados de verse morir. Hay un laberinto donde nadie quiere
entrar, hay un minotauro corazón, hay un ave que se exilia y una sanación que
busca en esta costura, en este poema. Hay una guerra que se inicia y un único
refugio: volar
MIGUEL
ILDEFONSO
Niño
De
niño soñaba mucho
La
estrella junto a la luna
Era
como un juguete perdido
De
nadie
Yo
quería perderme
Así
de lejos
Convencerme
que la estrella
Era
de nadie
Solo
era un niño
Que
se encerraba en su casa
Para
no perder a la estrella
Allá
en su silencio exacto
Contaba
las otras estrellas
Y
a las que pasaban fugaces
También
cantaba
Como
si fueran a oírme
Pero
soñaba
La
veía siempre al lado de la luna
Siempre
me esperaba
Siempre
me esperaría
A
que yo terminara mi juego
RODOLFO YBARRA
XX
Alas
de ángel minotauro es lo único en la acera solitaria
mañana
será un fósil más,
una
osamenta para hombres utópicos
porque
la muerte será sólo grotescos gestos de muerte
Torcidos
rostros enderezando al silencio.
Aquí
ya nada tiene sentido y escapo del remolino
mi
sombra recorta la silueta de un arcángel
y
lo extraño.
Una
bola de fuego incinera el firmamento.
El
mundo arde, el cielo escupe lava
la
muerte sobre un caballo decapita al ángelus
es
el final,
gallinazos
escoltan al minotauro
el
sol parpadea en el horizonte.
PEDRO PERALES
COMO
SI NADA EXISTIERA
Como
si nada existiera
como
si todo fuera creado o increado
como
si a lucha de contrarios tuviera
grandes
razones de ser o no ser
por
esas conmiseraciones, por esas
raudas
formas de hacer o rehacer estas
impensadas
formas de poesía.
ANA VARELA
No
poseo
No
poseo sino una canoa y una parcela de arroz en un barrial,
no
poseo sino el rumor del río huyendo siempre.
Aquí
en Sonapi los tiempos son malos,
digo
malos porque no siempre se come o se bebe.
Entonces
pienso si moriré en este lugar.
Los
muchachos fieles al pueblo pasan sin verme
y
no poseo sino mis ojos que me complacen de día.
Recostada
en el puente apunto a la luna,
¿qué
debo hacer en esta postura?
Sólo
puedo recordar mi nombre cuando los difuntos de silban.
ROXANA CRISOLOGO
EL
VIOLINISTA RUSO AQUEL....El violinista ruso aquel
trabajó
todo el día
sin
éxito la gitana vendió todo el día
todo
el día una cartilla con números de la suerte
parecía
emergerde una enorme falda negra
los
ojos ocultan su perfil en el horizonte
de
inmaculados mensajes vacíos
sacuden
su cuero cabelludo
de
pájaros gritones
sanguíneamente
recorren
la ciudad
que
un vocerío inanimado
de
flores y estupor
ensancha
cada
uno tiene un pastor
un
campo o prado
un
bosque o una jauría vigilante.
CAROLINA FERNANDEZ
Porque el corazón sucumbe un
gato negro me hace un guiño.
Porque
el corazón perece
con
ojos rojos entre pisonayes y
una
llama muerta,
un
gato negro me hace un guiño,
se
levanta festivo
para
escribir lo que no entiendo
lo
que no puedo, lo que no quiero ver;
para
mis manos y ajados pies, es imposible.
Oh
viejos y viejas poetas londinenses
Oh
viejos y viejas poetas de Huarochirí
Oh
Antígona! ¡Oh joven madre de Accomarca!
(bullen
sus voces y silencios)
el
polvo gris de los caminos y los tiempos
hablan
mejor que mis uñas
....................................y
mi yo casi siempre incompleto
JUAN JOSE SOTO
X
Es
desde la hondura
donde
emerge la palabra
su
sentido abisal
la
mirada en carne viva
Indescifrable
caos el de nuestras voces
y
los crustáceos kamikaces
estrellándose
contra las rocas
Irrefrenable
eco
adherido
a lo que queda de nuestras sombras
y
la honda escena del quebranto
Mismísimo
destino del hombre
Revelación
de su velado propósito
su
finalidad última
Alma
al aire
Mano
febril del naufragio
estremecida
por el amor.
LEONCIO LUQUE
DETRÁS DEL MARCO
La
ira vasta
De
los dioses,
La
paz humillada,
La
inquietud de su pasivo
Combate.
Ya
no
Puede
descifrar
El
secreto del álamo;
Sólo
se ve
Reposar
el mar
Y
una mujer que se dispone
En
manteles
Para
la cena.
Detrás
del marco
Una
casa
Se
construye.
PAOLO DE LIMA
La arena enrojece tus ojos
Tal
vez cualquier mañana rápida de celos,
Cascabel
buscando entre sogas del puerto,
Una
voz no vacía el perdón para su lado llame.
La
arena
Enrojece
tus ojos para cegarte
Más
pálida que tus huesos la brisa te sostiene.
El
callado parpadeo coge tus penas
Por
pasos habitados sostenidas, colgadas
Como
cuadros en las cárceles.
Nada
más sino eso,
Hallar
esta razón no concertada
Coludido
para sembrarte calmada a mitad del bostezo:
Un
vendaval
No
enfrenta tus cóleras de guerra.
Ahí
la absurda manera;
La
baldía, vana actitud.
Y
tus espaldas que pálidas se marchan.
WILLY GÒMEZ
Paraíso invisible
Si
llegaras para la mutante
desde
la salida del poema, todo júbilo
estaría
en su canto interconectado y a-cósmico
con
su natural belleza
y
sin barro de palabra.
Si
cantaras para el músico
haría
difícil su convivencia
en
este espacio con olas gigantes
borrándolo
todo
y
habría mayor expectativa de vivir
entre
las cadenas deformes del silencio de la ciudad.
Si
hallaras la voz del fardo que nos sobrevive
no
habría tanto muerto en este cielo deshecho del Perú
que
empuja su palabra vertical
y
deja miedo y desierto
o
bella siembra.
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