POR HUMBERTO PINEDO MENDOZA
A este sencillo y sensible músico
ayacuchano lo conocí en 1969 cuando visitaba a Sibila Arredondo de
Arguedas y a Alfredo Pita en la librería "Horizonte" de Paco
Moncloa (Plaza San Martín).Es decir que
la amistad que cultivó con José María Arguedas fue entrañable y trascendente
porque siempre se comunicaban y acudían a
las fiestas patronales juntos
Máximo Damián tenía un profundo sentido telúrico
andino cuando tocaba ensimismado su violín.
Más si estaban presentes los bailarines danzarines de tijeras. Al
suicidarse el novelista le pidió a Máximo y a
Jaime Guardia que lo acompañaran
a su última morada. Y cuando lo iban a enterrar en el cementerio
"El Ángel" le tocó sentidas piezas andinas a su amigo, como (agonías
y coca quintucha))
A Máximo Damián le rindieron homenaje en
el Teatro Nacional y en un ambiente del Museo Nacional que estaba lleno de flores
y en donde fue velado hasta el sábado. Los danzantes como sus amigos de la música vernacular
estuvieron presentes y muy acongojados.
Varios amigos y artistas lo
recordaban con rituales ancestrales como
el pase de la coca, el culto a la chicha de jora, el maiz, el licor. Lo más
importante tocando el violín. Estuvieron
presentes intelectuales y poetas como Arturo Corcuera y Edmundo
Murruraga quienes declaraban a los hombres de prensa sobre las virtudes de este
gran másico de Lucanas.
Pero lo más significativo fueron sus
familiares que cantaban los temas andinos del repertorio de Damián. Su esposa
Isabel Asto como su hermano Gustavo, sobrinas como Yamira Damiàn y otros amigos repetían en coro las sentidas
tonadas que abría interpretado en vida Máximo Damián. Descansa en paz mito
viviente del violín andino
No hay comentarios:
Publicar un comentario