martes, 15 de noviembre de 2011

OSCAR RAMÍREZ EN EL FESTIVAL DE POESIA SAN LUIS



























ANTOLOGÍA PERSONAL

De ARQUITECTURA DE UN DÍA COMÚN (2009)

[Descárgate el libro AQUÍ]

PERSISTENCIA O EL ESPÍRITU DEL TIEMPO

Musa, madera de tiempos remotos.

Criatura y profeta,

efímeros objetos sucumbiendo en un

febril destino de habitáculos sin nombre.

Severa luz de lo infinito, lucidez,

vasija donde artistas de labios y sudores cadenciosos

reposan la contemplación de viejos mundos.

Imágenes avivan creaciones nocturnas

donde los rezos se tornan crueles y voraces.

El silencio es la equilibrada perfección de lo venidero.

Para elevar el curso de cristales negros,

rezagos de mantos mudos devuelven voluntad y castigo.

Arena y roídos huesos de poetas

rodean el presbítero cantar de las venas.

Infante o senil creador de ideas,

vivir es sólo un constante caer hacia el vacío.

Los años no permiten la perfección

de lo equívoco, pero consienten a su vez

toda aquella sensación de agonía.

Es aquí donde lo externo nos celebra,

y nuestros frutos conservan con virtud

la intensa melancolía de los nombres.

A la posteridad quedan nuestros sueños,

plasmados sobre muros y maderos de tiempos remotos.

Criatura y profeta,

ambos renacen con el persistir de las musas.

OFICIO DE APRENDIZ

Toco tu boca, con un dedo

toco el borde de tu boca.

Rayuela. Cap. 7

Julio Cortázar

Voy

dibujándome el secreto de tu nombre

mientras delineo

con lentitud

el perfecto margen de tus labios.

Voy

entre el aroma desolado del incienso

y los cristales empañados del amor hacia

el principio de tu emblema en las mañanas,

donde raíces y espumas dolorosas nacen

en el peregrino gravitar de los vientos.

Voy provocando la tentativa del silencio,

construyendo un abismo entre mis manos

y tu cuerpo

cuando el bostezo de las calles

nos devuelve la realidad.

Despacio, como en una habitación oscura,

busco el límite que me entrega la soledad

y lo prohibido. El juego de las horas

conserva la ingenuidad de lo incierto,

cuando por obrar del aliento tibio

descubro América en tu vientre infinito.

Prosigo la virtud en este oficio de infante,

abrazando verdades y perfectas historias

de colonias devoradas

por la ambición de un gemido.

El descubrimiento de orillas pálidas

y un horizonte baldío

me recuerda el menudo divagar por tu sombra.

Voy, deambulando entre tu mar

como un naufragio de líneas rotas,

remando con fuerza contra la obediencia

del tiempo, hundiéndome en tu libertad

con el absurdo espíritu de palabras y juramentos.

Sigo aquella imagen,

el hilo conceptual donde el sendero

de tus dientes me prohíbe el retraso.

Avanzo,

como perdiéndome en mareas vírgenes de sueño,

y es aquel sueño el que me cohíbe

en un caer de pupilas sin regreso.

LA PARTIDA DE ELISA

(una chica a la orilla del mar)

Muñecas y virginales heridas

ocupan la parte más sutil del equipaje.

La silueta del adiós o la promesa de alguna bienvenida

nos reservan senderos rotos.

En palabras no colisionan los hechos:

las acciones son lo certero y lo incorrecto.

En un resonar de furores,

el sollozo de las aves comprenderá el temor

o la inútil privación de los afectos.

La virtud del vivir

tiene medida en situaciones y pretextos

o en oscuros recintos donde el amor

oculta siempre sus bondades.

Resignaciones o delirios,

un acercamiento presuroso al vértigo imitará la calma.

Tránsito de luces. Ideas, vivencias de fantasías rotas.

Las palomas consumen el acero de sus jaulas.

Los ángeles dibujan en silencio las plegarias.

La única libertad es aquella que se atrapa.

Bajo los manzanos o los nombres

descubrirás el instante perfecto para la osadía.

Intentarás un refugio donde dormir.

Sólo te quedará el habitáculo donde lograste empañar

la irascible condición de los secretos:

el privilegio del dolor,

la imperfecta solidaridad de la muerte.

Incoherentes melodías

o creencias de bienaventuradas extensiones de vida

nos advierten el descanso.

Carente de razones, una lejana cruz agiliza las mentiras

y nos describe la promesa de la consumación.

Brevedad al esconder la tentación del alba.

Alrededor de tus huellas,

imágenes saturan la ocupación del silencio.

Un cristal ocultando los nombres

o

la cruel figura del adiós.

Cuando vuelvas

entenderás la nulidad de tus actos

y aquellas flores cubriendo el descanso de tus manos.

Las orillas ocultarán el sol

mientras infantiles gaviotas te invitan

a levantar la mirada.

El horizonte comprenderá la ironía de tu verdad.

Las aguas contemplarán tu caída

mientras las gotas del amor

se aglomeran bellamente sobre la arena.

PRINCIPIO Y FINAL DE LAS HISTORIAS

(presente)

He aquí principio y final de la historia.

Deambulando sobre los rezagos de una ciudad derruida,

una muchacha de muñecas de oro,

de cintas e infantil figura provocando

en un sueño el mediodía,

nos descubre las palabras

y la matinal ausencia del amor.

En ella, la juventud,

otrora virtud prometida de la infancia,

se dibuja como el portal de un abismo temeroso.

Sus manos tienen la completa imagen de la esperanza.

Sin la intención de los caminos,

la voluntad tomó rumbo perverso.

Entre lúdicas concepciones de realidad,

entre partituras

o melodías de inviernos,

su silueta compone los vacíos donde

la claridad nos devuelve el arpegio

de solitarias habitaciones que se alimentan

con el vibrar de oraciones vagabundas.

Sólo conservar el más puro de los secretos

puede imitar en ella

la certeza de volver a contemplar el amor

a oscuras.

Artificio de luz.

Prevención de momentos

en que el fuego escribe tentaciones o ecos.

La lozanía de sus huellas

serán el sendero donde podremos distinguir

abriles o marzos

corriendo entre prados y labios verdes.

A la orilla del río,

sus pies recrean las siluetas de pálidas hojas

que simulan el porvenir de los barcos.

El consejo de las aves es concreto:

no tienten volar, ustedes carecen de viento.

De CUARTO VECINO (2010)

[Descárgate el libro AQUÍ]

LA PROFESIÓN DETALLISTA

(o arte poética)

No siempre la oscuridad

oculta el cristalino de nuestras formas.

Un cuerpo,

forjado a fuerza de comercio,

puede extraerse de lo ajeno

como silueta orgásmica

de furores

o temblores rabiosos.

El viento sirve para ocultar verdades humanas:

uno a uno se complementan los nudos

en ligera destrucción de significados.

Bajo la atenta mirada del búho

es posible encerrarnos en nuestra

intimidad.

Lejos de esta isla donde duermen

los frutos maduros del verbo,

admitimos la facilidad de versos

que presentan el inerte estado de la belleza:

en simétrica ironía,

la poesía es un abrirle espacios a la incertidumbre.

LA CENIZA Y EL FUEGO

Una tibia relación de orfandad

abraza el complejo de flores

que transitan olvido y frecuencia.

Sobre la bruma,

con el aroma de eucaliptos,

infancias ocultan la sensatez de cenizas:

es posible recordar

la fugaz imaginación de toda esperanza.

Los vacíos semejan el caer de las gaviotas.

Evangelios que adornan nuestra integridad

hurgan cadencias

para el espiral aleteo de bendiciones.

Los murales tendrán la eficacia de sucumbir

al delirio

cuando infantes enrumben

en doradas naves

hacia habitáculos donde les sea permitida

la primera utilización

de la luna.

El fuego convencerá a los inocentes

que imperfectas melodías cobijan

con dulzura

las únicas verdades de libertad y codicia.

QUIJOTE

Aún tienes tus manos

y la fuerza para crear molinos,

solo olvida la derrota

o la blancura de la luna

y despierta de ese sueño

que muchos llaman cordura.

LA DAMA DEL TEATRO

Tendida en su lecho de mácula,

oculta bajo la fortuna de algún ademán gratuito,

yace la infancia

como una clara formación de ceniza.

Tus manos cubiertas

por el telar de los personajes

o criaturas que impiden

la explosión del amor,

recrean estrellas y cuerpos donde lo azul

se forma con depresiones

de náufragos griegos.

Es aquí donde te veo dibujándole

graciosas nubes al cielo

con la cadencia inolvidable

de tus infinitas alas.

Circe o Penélope,

la gracia anida en ti con la facilidad de las orillas.

En tu cuerpo, la perfección de las artes

se delinea como una sonrisa habitual,

como el refugio donde crearse puede

el reflejo de cuadros rotos.

Al contemplarte tan correcta en los movimientos,

tan delgada como una oración,

admito la impureza de mi formalidad.

De pronto tu voz desentierra el abril.

La belleza,

tan asidua a la virtud de los ángeles,

navega en tus mejillas

como el jadeo de aquello que nunca decimos.

He aprendido a admirar la indiferencia de los fuegos.

Luego de la turba de aplausos,

en lo vacío del escenario, te observo distante.

La imagen de una niña

que cuida las flores al final de la noche,

compadece mi desgracia:

atenuar toda intención

y la prohibida tentación de la sangre.

INVOCACIONES

Ante ellos me arrodillo

y rezo con más solidaridad que fe.

José Watanabe

Humillado,

en semejante posición

como quien agradece los obsequios,

te observo sin remordimientos

pero con culpa.

Agregado a la bondad de esta orilla donde tu sombra

no fecunda oscuridades,

escojo cuidadosamente mis intenciones

y todo aquello que profieran estos labios

más tuyos de lo que ahora son míos.

Señor, de tus palabras y tus castillos

dame todo lo que no pude,

alguna oración al final de la cena

o un grito donde la muerte no me domine.

Señor, gigante de brazos,

carente de arisca semilla,

de tu silencio construye un abismo

y un espacio irreal para ocultar mi vergüenza

del viento.

Así como mi voz te aclama,

millones de ojeras esperan ansiosas

alguna diminuta réplica.

Mas aún si me niegas,

solo déjame suceder constantemente mi elocuencia

con lo cual tener un motivo

para incomodarte siempre.

EL VERDUGO

Rendido,

abrumado por la recia tentación del oficio,

los hombres te piden hacer

lo que el temor les impide:

ser observados como diminutos objetos afrentando

una virtud que nunca les compete.

Por ello

vuelves los ojos

y te sugieres una realidad

tan ajena como permitida:

ser hombre al fin

sin ninguna pesada marca que revele tu condición

tan llevada al martirio.

Como entregados a la pasión,

ménades con sinónimo de muchedumbre

brindarán a tu infinita lógica

eslabones que conservan el vedado nombre de la inocente.

Es aquí donde te concibes un sueño,

desdoblándote de ti

para obligarte alguna acción sin virtud o justicia:

no despiertes,

evita el final del cuento,

princesas o serpientes no colmarán

tu hoja de vida.

Junto al terral de la grita

quedará el vacío de un cristal mientras eres alabado

y eximido de culpa.

La inocente que canta,

rodeada por la turba que suplica

la prematura extinción de sus pechos,

será unida sin remedio al polvo.

Solo,

cuando el cuerpo tenga la perfecta movilidad

de la piedra,

los hombres te observarán con desdén y asco

producto del aborrecimiento que ofrece la admiración.

Sabrás que ningún principio te fue destinado como nombre

o herida,

pero, en tu mero oficio de artesano,

la convicción de examinar los pecados gratuitos será

tal vez

tan bendecida como los milagros.

BELLAS ARTES

(acerca de la carencia del juicio)

Bestias desnudas corren por mi cabeza.

Ocultos en murales de viento,

delgados jinetes seducidos por el verdor alimenticio

cantan el encuentro de confusas lógicas en los corredizos.

En mí,

las palabras son como pequeñas cicatrices.

Bajo el resonar de escarabajos azules,

una luciérnaga

no lejos de la oscuridad

previene a los muertos del rezago de especies

que lograrán el devenir de palabras en el acero.

Una solicitud de pequeñas creencias

ha extraviado

los oscuros bosquejos de la razón.

Envueltos en prisiones

de pétalos y bellas artes,

los jinetes construyen dorados surcos

sobre la extraña incertidumbre

de mi sonrisa.



Oscar Ramirez (Lima – Perú, 1984). Docente de la especialidad de Lengua y Literatura. Reside en la ciudad de Trujillo. Dirige Ediciones OREM. Ha obtenido diversos reconocimientos, nacionales y extranjeros, por su obra literaria. Sus textos, poéticos y narrativos, se encuentran dispersos en publicaciones virtuales y físicas de varios países. Realiza actividades de promoción cultural, así como de difusión de la lectura. Dicta talleres de creación literaria a grupos de escritores jóvenes. Ha publicado los poemarios Arquitectura de un día común (2009) y Cuarto Vecino (2010). Recientemente se ha publicado su primer libro de cuentos denominado Braulio. Viene trabajando con calma dos poemarios y un libro de relatos fantásticos.

Para contactos:

demencia18@hotmail.com

edicionesorem@hotmail.com

http://elhabitáculodeorem.blogspot.com

http://edicionesorem.blogspot.com



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